LA NUEVA COMUNICACIÓN, ¿AMIGO O ENEMIGO?
Análisis realizado por la periodista María Fernanda Zavala Reynoso; Universidad Panamericana
La manipulación de las masas, el sometimiento, la presión
social, entre otras cosas, han sido temas clave utilizadas hoy en día en varias
películas, libros, etc., para representar duras críticas constructivas acerca
de la realidad en la que vivimos. Y es lógico, ya que, gracias al rápido
desarrollo de la tecnología, industria y el capitalismo, nuestro goce inmediato
se ha visto constantemente retado y estimulado buscando cada vez “más”, impactándonos
cada vez “menos”. El gobierno y los medios de comunicación han decidido desde
un formidable periodo de tiempo qué es noticia y qué no (Agenda Setting), al
igual que deciden qué debe impactarnos y por qué deben importarnos,
convirtiéndose en los oficiales Gatekeepers o “cuidadores” de la
información.
Por medio del sentimentalismo y la propaganda, nos hacen adoptar
ideales, tendencias de opinión, e incluso “nuevos valores” actualizados
(irónicamente como si los valores se adaptarán a nuestras necesidades), todo
esto por medio de las modas que nos hacen seguir la corriente y creer que por
pensar como los demás estamos haciendo lo correcto, “descansando” nuestra mente
(y no siempre lo visto como correcto es verdadero). Al final podemos concluir y
reflexionar sobre las terribles consecuencias que puede llegar a causar la
dependencia y adaptación de nosotros los seres humanos al sistema impuesto por
nuestra sociedad, ya que para sobrevivir muchos piensan que debes unir tele al
enemigo (ya que no puedes con él, el inmenso capitalismo de la información).
Como ya mencionamos anteriormente, la manipulación, evasión, disfunción
narcotizante, conformismo, entre otros, son algunos de los muchos negativos efectos
que la comunicación puede traer consigo. Al igual que puede hacernos “dormir”
en unos aspectos”, puede hacernos “despertar” en otros, como por ejemplo
cuestionar algunos dogmas establecidos, estas modas impuestas y la sociedad de
masas, buscando la independencia del individuo. Porque, en sí, podemos recibir
y leer muchas versiones sobre la realidad, ¿pero la realidad de quién? ¿Escrita
con qué fin? (Framing). Tal como decía Cicerón: Como nada es más hermoso que
conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por
verdad.
Sin embargo, no todo está perdido, al tener un más fácil y efectivo
acceso a todo tipo de información gracias a la Era Digital, existe un
conocimiento más amplio de información, permitiéndonos crear un criterio más
rico, sólido y fundamentado (ser digital). Gracias a esta nueva era de
información, comunicación y tecnologías proporcionadas, también existe el
individualismo de ideas, pensando en vez de juzgar, e incluso evitar que otros
se juzguen entre sí (porque a veces, juzgar es más fácil que pensar).
Básicamente eso, nos da miedo a pensar porque pueden llegar a juzgarnos (Espiral
del silencio) o incluso, mucho ni siquiera saben que pensar es una capacidad
que está en sus manos, rebajándose a una postura cómoda de sumisión y tradición.
A pesar de nuestra libertad de expresión por estos medios nos sentimos
incómodos al cuestionarnos aspectos preestablecidos o incluso por cuestionar
actos atroces que la llamada “evolución progresista” quiere defender como algo
natural y bueno, resultando algo incómodo. ¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?
Algo que hoy en día no está claro por el mal uso de la información y
comunicación. Dejarse manipular por conceptos creados por nosotros mismos como
humanos para justificar nuestros “pecados” ha sido la forma más eficiente de
permitir que la muerte de gente inocente siga siendo la portada de los
periódicos (y triste fuera, que, por el hecho de ser tan común, se termine
convirtiendo en algo sin importancia).
Una técnica que ha estado utilizando los
medios de comunicación es hacer ver a las minorías excluidas como las víctimas,
dándoles un potente poder sobre el pensamiento de la sociedad actual,
convirtiéndose ya en una mayoría. Es un hecho que la revolución y evolución
digital global existe, llevando de la mano consigo, la Post-verdad, definida
como algo relativo a o denotando circunstancias en las que hechos objetivos
son menos influyentes en la formación de la opinión pública que apelar a la
emoción o las creencias personales”. Este fenómeno no ocurre a una sola
sociedad sino como ya se ha mencionado, globalmente. Esto gracias a que hemos
desarrollado una formidable interconectividad humana mundialmente sin importar
las barreras ni distancias físicas, ya que generamos y compartimos conocimiento
sin importar el lugar en el que estemos (Aldea Global).
Ojalá pudiéramos
mencionar solo lo bueno de este impresionante fenómeno, sin embargo, muchas
personas hoy en día están seguras de que, como especie, no estamos listos para
presenciar y tener tanto poder en nuestras manos con la facilidad de un simple
“click”, ya que, al ser tan fácil de llegar a miles de personas, también es más
peligroso (por ende, las consecuencias negativas terminan siendo más ruidosas).
Criticar se limitaba a las personas a nuestro alrededor, pero gracias a esta ya
mencionada “revolución digital”, es más fácil que las cosas personales que se
vuelvan públicas. Acontecimientos y accidentes transmitidos en la televisión
sin ningún tipo de censura, ¿es necesario? Muchos nos preguntamos qué ha pasado
con la sensibilidad y humanidad del ser humano, del homo sapiens, ¿La
respuesta? Al creer que todo debe evolucionar, nosotros estamos seguros (sin
estar completamente conscientes) de que el ser humano debe hacerlo también al
nivel de una máquina, como si fuéramos robots. Menos empatía, límites y
sentimientos, con más funciones, alcance a todo tipo de videos y información
sin censura, y una preocupante insensibilidad que no va acorde a su naturaleza
sujetada solo a la realización de tareas.
Giovanni Sartori considera a estas
criaturas seres que miran pero que no piensan, que ven pero que no entienden.
Verdaderamente el hommo sapiens se ha convertido en un ser difícil de
impactar, el hommo videns. Entre más insensibilidad, más difícil parar,
y no podemos ver esto como algo normal… Cuando el hombre pierde su criterio a
opinar sobre la dignidad de los demás, también pierde la suya.
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