La situación de nuestro país respecto a las violaciones, al igual que el daño físico y psicológico que sufren todos los días nuestras mujeres y niños, es sumamente preocupante. El caso de la pequeña Fátima fue uno de los casos de abuso sexual infantil y feminicidio que más se escuchó en nuestro país.
Desde el año 2019, México se encuentra en el primer lugar de abuso infantil a nivel mundial con Tlaxcala como la entidad con mayor incidencia de pederastia y trata infantil, según la OCDE. En cuanto a nuestro estado, diariamente aparecen en él seis casos reportados y sabidos por los medios, según cifras estatales.
Tras haber realizado una profunda investigación de campo, Cristina Lima confirma que 6 de cada 10 niños en entornos escolares tienen información sexual que violenta su desarrollo, sin importar el rubro social ni el credo de la institución educativa, y enfatiza que 3 de esos 6 serán violentados con el abuso. Además, agrega que los niños en situación de calle son muy vulnerables, pues 9 de cada 10 son abusados. Nadie los atiende ni los protege. Y no hay mucha esperanza, pues en los albergues no hay garantía de ser protegidos ya que es la misma cifra. Esto pasa porque no ha habido observancia en la regulación de los permisos para este tipo de establecimientos; en niños indígenas, específicamente wirrárikas y rarámuris, son 8 de cada 10 los menores violentados.
La investigadora explica que el abuso sexual “es un proceso donde el abusador seduce y toma a la persona y los padres la entregan”. Agrega que “es un acto de menor violencia física pero una gran violencia simbólica, sexual, psicológica, que va a dejar marcas”, las cuales se verán reflejadas en una edad más avanzada.
Por su parte, la abogada Dulzura Ruiz, quien ha gestionado numerosos casos de abuso sexual infantil, comenta que este delito en el Código Penal de Jalisco se encuentra previsto y sancionado por los artículos 142-L y 143-M. El primero de ellos prevé únicamente el acto erótico sexual sin la intención de llegar a la cópula; mientras el segundo sí prevé propiamente la cópula y su equiparación (introducción de cualquier objeto distinto al miembro viril en el cuerpo de la víctima con fines erótico-sexuales) a un menor de edad.
Asimismo, recientemente se reformó el artículo 19 constitucional a fin de agregar este delito al catálogo de delitos con prisión preventiva oficiosa. Al ser preguntada por los datos de la OCDE, la abogada penalista comentó: “Este fenómeno se debe principalmente a que el abuso sexual al que se refiere el artículo 142-L es bastante difícil de probar. Se trata de un delito de realización oculta, lo que significa que –generalmente– se ejecutarán en lugares privados y con mucha secrecía, es decir, rara vez tendremos algún otro testigo que haya presenciado el hecho delictivo”, resalta la abogada. A esto se suma algo que menciona la psicóloga Lima, “el incesto es la otra cara de la moneda”. Esto representa un problema mayúsculo pues, “¿quién va a denunciar a los incestuosos?”.
Ruiz agrega que el abuso sexual infantil es un delito que a veces no deja huellas físicas (no deja lesiones como podría dejar la violación) y que, en muy pocas ocasiones, tampoco deja huellas psicológicas. Además, el tema de abuso sexual resulta mucho más complejo de lo normal porque se está hablando de menores de edad. Una víctima de 8 o 10 años de edad en adelante podrían explicar un poco más fácilmente lo que le ha ocurrido porque saben identificar las partes del cuerpo por su nombre, identificar si lo que le sucedió es “bueno” o “malo”, etc. “Esto por supuesto no podemos esperarlo de un menor víctima de 2 o 4 años de edad, quien tendrá problemas limitados para expresarse, que tal vez no sepa identificar con exactitud las partes de su cuerpo”, comentó la letrada.
Por su parte, la psicóloga Cristina Lima detalla que, cuando violentan a un niño, “no se nota. Este guarda en secreto esta información y la primera manifestación son conductas regresivas que no son tan notorias”. Resalta que el niño busca la cercanía con los padres, “tiene berrinches, tiene llanto o tiene eventos de neurosis”. Sólo el tiempo permite detectar el daño presente en tres alteraciones: conductuales, alimenticias y de descanso o sueño.
En los casos en que el violentado es un bebé que no se puede comunicar, opera el principio de presunción de inocencia a favor de la persona acusada. Por eso resulta un delito muy difícil de probar, y por eso existe tanta impunidad. La familia tiene mucho que ver, considerando que en el 75% de los casos el abusador es un familiar, como sucedía en el caso de Luisa. Aunque estos lo sepan, en algunos casos los mismos padres protegen a los abusadores porque estos son sus parejas sentimentales o personas muy allegadas al núcleo familiar.
Lo que no sabía Luisa era de qué forma podía defenderse, sobre todo teniendo en cuenta que su abusador tenía solo 15 años cuando la violó. “De ser el caso de que el abusador sea un menor de edad, las reglas procesales y las penas son distintas a las previstas para los adultos, las cuales resultan más benéficas”, explica la abogada Dulzura Ruiz.
En cuanto al proceso penal de denuncia, este puede iniciar de dos formas, como explica la letrada. La primera en flagrancia, la cual aplica cuando se presencia el hecho delictivo y se detiene al abusador o se llama directamente a la policía para su detención. El segundo caso es a través de una denuncia, cuando los hechos ocurrieron en un momento distinto.
La denuncia puede realizarse por escrito, aunque esto no es lo recomendable cuando hablamos de niñas o niños víctimas, pues su declaración será sustancialmente modificada al ser redactada por un adulto. También puede realizarse por comparecencia. Esta última modalidad implica que la víctima comparezca a rendir su declaración de viva voz.
En México, por cada mil casos de abuso a menores, únicamente se denuncian 100 y solo van 10 a juicio, para que nada más llegue un solo caso a condena. Según este mismo reporte de la OCDE, cada año en el país hay 5.4 millones de casos. En este reporte se menciona a la Ciudad de México (Tlaxlcala principalmente), Querétaro, Chihuahua, y Jalisco como los estados con más casos de abuso sexual infantil. Según cifras de la Fundación PAS, una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños sufren abuso sexual antes de cumplir la mayoría de edad en nuestro país. Uno de cada diez niños lo habla.
Tal es el caso de Luisa quien, como muchas otras mujeres, todavía no ha querido hablar de lo que le sucedió ante las autoridades por una simple y sencilla razón: el abusador es un miembro de su propia familia. Sí ha dado el paso de contarnos su historia, y reconoce que ha hecho las paces consigo misma. Ahora busca, por medio del movimiento feminista, que las mujeres y niñas de Jalisco que han pasado por situaciones como la de ella no se sientan solas, y que sepan cómo actuar en una situación de riesgo.
Así, la coalición de 75 organizaciones civiles que conforman la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) considera que con la omisión, las autoridades estatales y federales son responsables de la actual crisis de violencia contra niñas y adolescentes. El problema sigue creciendo cada vez más. Por otra parte, la seguridad y preocupación de las autoridades es la que está decayendo enormemente. Y nuestro estado es un ejemplo claro que agrega un detalle importante: la falta de unidad entre los organismos.
“Las iniciativas gubernamentales son pobres”, dice la psicóloga Lima. Por eso las organizaciones civiles deben abordar el trato de niños y adolescentes que sufrieron abuso sexual. La investigadora ha trabajado en Chihuahua y comenta que se ha hecho una muy buena mancuerna entre organismos civiles, gobierno e instituciones públicas con el apoyo de empresarios. En Jalisco sólo hay apariencias, comenta. No se hace un trabajo que verdaderamente resuelva el problema, y eso es algo muy particular de esta entidad, porque en otros estados hay programas estables.
Además piensa que no ha sido un trabajo eficiente ya que cuando establecen mesas de trabajo y capacitan a miembros de instituciones públicas, estos se van y vienen otros para recibir la misma capacitación, y eso lo hace cansado e ineficiente. Cada quien trabaja por su lado, no ha habido una cercanía.
Los organismos que buscan un mismo fin no logran hacer comunión contra el problema y por eso solamente se conocen dos grandes instituciones en Jalisco, pero hay otros como SEDISAS A.C que hacen una labor completa y a profundidad. Dice que en datos del INEGI podemos encontrar que Jalisco es el único estado con triple moral, lo cual explica por qué hay problemas al trabajar juntos.
Para poder hacer una labor que verdaderamente defienda a los menores de edad debe haber, además de la unidad de los distintos organismos, instituciones y gobierno, leyes que protejan realmente la infancia. Además, es necesario replicar proyectos que puedan tener un mayor alcance y sobre todo que dejen un registro de lo que se trabajó para poder tener retroalimentación y así poder mejorar.
La otra cara de la moneda: los victimarios
Otra cara de la moneda es la atención de los victimarios. La doctora menciona que es un tema delicado a nivel mundial y que cada país tiene su manera de abordarlo, siendo el mejor Alemania. De este último se ha tratado de tropicalizar el trabajo. SEDISAS A.C atiende a víctimas y victimarios de pederastia de parte de la Iglesia Católica en Guadalajara.
La psicóloga Lima explicaba la diferencia entre el pederasta y el pedófilo. El primero tiene el gusto por los niños y llega a cometer el abuso sexual. Mientras tanto, el segundo lo piensa pero no consiente el acto. Ante esto, se le preguntó a la letrada si este último prefería el consumo de la pornografía infantil, a lo que respondió que sí.
Los victimarios someten a los menores porque ellos en su infancia fueron abusados también y no lograron trabajar las heridas que dejó el acto. Es por eso que la investigadora resalta la importancia de un acompañamiento muy especializado, tanto a las víctimas como a los que abusan. En nuestro país no han querido abordar mucho el tema de la pederastia por el miedo mediático.
Pornografía infantil
La trata de blancas, de la cual sale la producción de pornografía infantil, es una de las vertientes del abuso sexual infantil aunque este focaliza en menores de edad. En este contexto, la situación en el estado y el país es preocupante y va empeorando.
México generaba en el 2019 el 60% de pornografía infantil para todo el mundo, lo que lo ha posicionado en el primer lugar de producción. En el periodo de marzo y abril de 2020 hubo un incremento del 73% de consumo de este material en nuestro país, y se transmitía en un 80% por Facebook, llegando al primer escaño también en este rubro. Jalisco ocupó el segundo lugar en denuncias por este crimen, según la Guardia Nacional, todo esto a causa del confinamiento por la pandemia del covid-19.
Casi todos los niños que son secuestrados por trata de blancas “van a morir, sus vidas ya tienen precio” asegura Lima. La psicóloga comenta que han recibido a su asociación chicas sobrevivientes de la trata de blancas y también a chicos que estaban a la venta. Por esta labor, han recibido amenazas de muerte del crimen organizado, lo que pone de manifiesto la dificultad de erradicar este delito en nuestro país.
Patricia Pardo, psicóloga especializada en daños de la pornografía en la persona y perteneciente al equipo de trabajo del proyecto “Porno me hace daño”, concuerda con su colega Cristina Lima sobre el miedo que existe de abordar el tema del abuso, y aún más el de la trata de blancas debido a la enorme industria que hay detrás. Además, comenta que hay una tremenda ignorancia respecto a la pornografía, pues el pensamiento colectivo es que “no le hago daño a nadie”, pero lo cierto es que aumentan la demanda y “se tienen que robar a alguien para generar los contenidos que a la audiencia le gustan”.
Sobre esta línea, comenta que la sociedad ha tenido apertura a este mal. Por ejemplo, la película Cuties de Netflix causó revuelo por el mensaje implícito de la pederastia, pero la especialista lo analizó desde otro punto de vista. El largometraje hace una oferta a las niñas de idealismos sobre su valor como personas. Pardo declaró, por su trabajo de campo, que a los jóvenes, adolescentes y niños se les confunde con este tipo de propuestas sobre su sexualidad.
Otra cara del abuso y la pornografía
Un rostro que se ha visto poco del abuso sexual es la perversión de los niños desde su desarrollo, según la terapeuta Pardo. Comparte que ha recibido pacientes de 8 a 10 años de edad que se han hecho consumidores de pornografía sin necesidad de buscarla, lo que suma a su confusión desde la identidad hasta el placer sexual. Agrega que sus pacientes llegan a presentar dudas sobre su atracción, ya sea del mismo sexo o incluso hacia niños. El consumo de este material puede dañar la neuroplasticidad del cerebro, es decir, la percepción que hacen de las cosas diarias.
Esto da un entendimiento de los pedófilos y pederastas, pues al pensar o cometer el abuso sexual de niñas y niños es porque en su historia sufrieron lo mismo, y el mundo les consiente los deseos, confirma la especialista. Por lo tanto, es importante informarse y tratar de ayudar a las personas que tienen estas tendencias, y sobre todo proteger a los menores a toda costa de ser abusados, ya sea por la invasión de su persona o el daño a su desarrollo integral.
Sin duda, la pandemia del coronavirus ha sido un golpe fuerte para el mundo, para nuestro país y nuestro estado. Sin embargo, como sociedad estamos llamados a atender un mal que siempre ha estado y del que casi nadie habla. A pesar de que sigue creciendo, también se puede tratar de erradicar. No es fácil que todas esas víctimas quieran y puedan hablar, pero es posible luchar contra este fenómeno y evitar más casos de abuso dando a conocer este fenómeno y concientizar a través de los hechos. No olvidemos la importancia de informar sobre el proceso judicial correspondiente también para que en todos esos casos, se ejerza la justicia.
Luisa confesó: “fue una de las experiencias más dolorosas en toda mi vida, y lamentablemente no fue la única”. A pesar de que ella puede vivir con ello, es una huella que no puede ser borrada fácilmente.
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